palabras penetraron como flechas en el corazón de un joven en la audiencia. “Por la gracia de Dios, yo seré esa persona”, se prometió a sí mismo y a Dios. El resto de su vida y su ministerio impactaron de tal manera a su generación, que sus beneficios, trascendiendo los límites del tiempo, siguen hasta nuestros días. El nombre de ese joven era Dwight L. Moody. Si usted anhela fervientemente llegar a ser todo lo que Dios le tiene reservado, ya ha dado el primer paso en la ruta al liderazgo. El resto
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